Si tenemos la suerte de disponer de un pequeño patio, terreno, o incluso terraza, podemos animarnos a cultivar nuestras propias flores. No necesitamos un gran jardín para ello, pero unos cuantos macizos de flores, unas jardineras, o incluso algún parterre con especies bien elegidas, además de suponer un placer para nuestros sentidos justo a la puerta de casa, añadirá un valor extra a cualquier regalo que hagamos basado en flores.
Regalar flores es siempre un detalle de elegancia, está claro, pero si éstas además han sido cultivadas, recolectadas, y preparadas por nosotros mismos aportaremos un toque especial, un toque personal. Estaremos indicando claramante que nuestro presente no es un simple regalo más, se tratará de un obsequio de especial valor al que hemos dedicado nuestras atenciones durante bastante tiempo: cultivo y cuidado de las flores, recolección en el momento justo, preparación del ramo o del arreglo floral, etc.
Un jardín floral no va requerir de grandes espacios, ni de grandes conocimientos. Unicamente buena voluntad, gusto por la jardinería, y conocer algunos trucos. Sobre todo orientados al cultivo en jardines de reducidas dimensiones, como suelen ser la mayor parte de los jardines privados hoy en día.
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